jueves, 31 de julio de 2008

Historia 1 e Historia 2

Hipótesis sobre historia 1 e historia 2 en los cuentos del cuaderno de narración (basarse en Piglia).

1) “En el mar. Cuento de marineros” de Antón Chejov.
La historia 1 en el cuento de Chejov aparece como el presente de un marinero, aparentemente ruso, que está viajando en un barco de pasajeros como parte de la tripulación junto a su padre (un ya anciano marinero).
El marinero en cuestión no está contento con su ocupación y se burla del marinero en general señalándolos como personas desagradables. Por otra parte, esa misma noche tendrá la suerte de poder espiar por un agujero en el camarote de luna de miel, ya que había salido sorteado y su padre ocuparía el otro agujero hecho en la pared; es decir que ambos presenciaran la noche de bodas de la pareja recién casada, un pastor y su esposa. Luego de posicionarse para ver la acción, al sucederse los hechos de tal manera que el pastor vende por dinero a su mujer para tener sexo con un hombre inglés, pelirrojo, mayor que él; el marinero se siente asqueado de la situación y rehúsa seguir mirando, a lo que su padre se suma y ambos se alejan del lugar.
La historia 2 se sitúa en la tristeza que vive aquel marinero, disconforme con su labor y con su vida cotidiana, resignado a su condición actual; que da la sensación estar tomando una decisión definitiva en base al desgano que siente y la falta de: experiencias estimulantes, vivencias acordes a su edad, diversión, talvez mujeres. Pareciera estar próximo a un escape, talvez en la próxima bajada a tierra del barco, o a un suicidio, o sabe quién a que recurso repentino o premeditado para poner fin a su llano presente.

2) “La forma de la espada” de Jorge Luis Borges.
En este cuento, Borges se encontraba en el Uruguay, en Tacuarembó y una noche cuando el arroyo había crecido lo suficiente como para obligarlo a detener su camino, decidió buscar alojamiento en la casa de un hombre conocido como “el inglés de La Colorada”. El hombre aceptó: cenaron, salieron a dar una ojeada al cielo, bebieron, y ya estando borracho, Borges le mencionó al anfitrión acerca de la cicatriz que le cruzaba la cara, cuya historia sabía Borges que había utilizado el anfitrión con fines comerciales, para convencer a un hombre de que le vendiera ciertos insumos no especificados.
El hombre le contó la historia acerca de la cicatriz: de las épocas el vivía en Irlanda y representaba a un partido opositor que se venía enfrentaba por las armas en una guerra civil interna del país, y le relató la llegada de un tal John Vincent Moon, con el cual discutían acaloradamente y el cual no le caía muy bien aparentemente. Repasa las vivencias que compartieron y cuenta cómo llegó a rubricarle la cara con un alfanje, cuando se dio cuenta de que era un traidor y que iba a entregarle para que fuera arrestado. Al finalizar le aclaró a Borges que él era Moon y que no lo afectaría su menosprecio ya que prácticamente no lo conocía, además aclaró que había cobrado el dinero por la traición y había huido al Brasil; se hizo cargo de su pecado, aunque lo narró como si el hubiera sido la víctima de una traición política y no el victimario. Eso es la historia 1.
Ahora, la historia 2 en este caso la constituyen las opiniones, interpretaciones y sensaciones que Moon relató acerca de sí mismo a los 20 años, autoproclamándose como un cegado y vanidoso comunista, un infame, un inescrupulosos y vil sujeto, cobarde además. Deja en claro el odio y la repugnancia que siente hacia lo que supo ser y la traición que había cometido en ese cuartel revolucionario siendo joven; pintó a su propio personaje a lo largo del relato, haciéndole creer a su interlocutor que él era otra persona, pero sin dudas usando el recurso para poder juzgarse y criticarse desde un punto de vista neutral.

3) “¿Porque no bailan?” de Raymond Carver en “De qué hablamos cuando hablamos de amor”.
En este último cuento la historia 1 resulta bastante particular: un hombre de edad mediana-avanzada ha sacado todos los muebles, artefactos y artículos de su casa a su jardín delantero exceptuando tres cajas de cartón (que aguardaban en la sala). Los ha acomodado, les ha conectado electricidad por medio de un alargador y el cuadro resultante es la parte delantera de su jardín repleta de muebles tales a un chiffonier (mueble antiguo); al colchón; las mesitas de luz, la cama y una silla de bejuco a los pies de la misma; el televisor; el tocadiscos; la vajilla; la mesa; el escritorio (contra el garage) y demás cosas que suelen ubicarse dentro de una casa y no en un su jardín.
Al pasar por la cuadra en auto, dos jóvenes (un chico y una chica) bajan con intención de averiguar si los objetos se vendían y cuánto se pedía por ellos. Prueban la cama e intentan averiguar quién era el dueño de la casa, cuando de pronto éste aparece con bolsas de supermercado y entablan una amigable conversación los tres, sobre el precio de las cosas y su disponibilidad para ser vendidas; luego beben whisky y escuchan varios discos, seguido de esto el hombre insta a bailar a la joven pareja y terminan bailando borrachos, luego con el dueño de casa que también se suma. La pareja adquiere los objetos por una suma que ellos mismos sugirieron y semanas más tarde la chica les comenta lo ocurrido a sus allegados con incredulidad y entusiasmo.
Aquí la historia 2 está trabajada casi imperceptiblemente, con insinuaciones y acciones que dejan lugar a la especulación. En mi opinión el caso es acerca de una separación entre el hombre y su mujer, o bien el fallecimiento de ella, y ¿porqué no? la partida de ella de su lado sea por la razón que sea. El hombre vende todas las pertenencias que compartió estando en pareja con su mujer, probablemente para que no le recuerden a ella y a los momentos que vivieron juntos. Hay dos elementos más que le dan fuerza a esta hipótesis: primero el hecho de que el hombre sea flexible con el precio de las cosas y no tenga problema en que este sea bajo, y segundo el hecho de que haya vuelto del supermercado con una botella de whisky, luego de acabar con otra antes de partir al supermercado a buscar bebida y bocadillos: ahogando sus penas en whisky mientras remata todo lo que le haga recordarla.

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