miércoles, 28 de mayo de 2008

Un Fragmento y Tres Citas

A medida que avanza la lectura del texto, me voy sintiendo más identificado con la mirada que impone el autor, talvez porque sea esa su intención, digamos la de proponer pensamientos que son habituales en los viajeros y más aún en quienes han viajado solos o con compañía pero en solitario, o porque de hecho somos todos parte de una misma raza, tan iguales y tan distintos.

Me viene el recuerdo de una idea sobre el encantamiento que el viajero suele experimentar, a veces en forma de extrema libertad y alegría, y otras con la melancolía calada en los huesos; y luego con cauta sorpresa la encuentro ampliada en boca de otro, en mano de otro:

“…El viaje provee la tranquilidad de actuar en un teatro ajeno, donde uno se juega, con los tiempos acotados de antemano: el placer infinito de suponerse otro, de descansar de sí mismo por un tiempo previsto. Y la decepción de ir descubriéndose tras la máscara frágil del viajero, y las obligaciones de actuar en un teatro ajeno: la necesidad perentoria de impostar un papel adecuado. O sea: lo de siempre, pero elegantemente justificado por las circunstancias…”

Justamente soy yo el que viaja ahora, más de mil kilómetros, ante tanta evocación de los viajes y la fugacidad del tiempo en los mismos:

El escenario es el Piltriquitrón, Cerro que junto al Uritorco en el Valle de Punilla cordobés, constituyen lugares únicos en el mundo por ser considerados importantes centros energéticos en los cuales la conexión con la naturaleza suele presentar otros matices, indescriptibles con palabras por cierto. Como decía, en el Piltri es donde me hallo, hacia el oeste más o menos 3 mil métros hacia abajo está la ciudad de El Bolsón, y al otro lado el bosque, allí donde nuestras cuchetas quedarán vacías por esta noche.

Las sensaciones en el refugio montañoso a 2 mil metros de altura son de eterna paz interior, tranquilidad, armonía que llena mis pulmones, y el paisaje es nada menos que un crepúsculo surrealista, que va a durar 5 horas hasta pasadas las 12 de la noche en donde la luna y el sol dan el efecto visual de estar muy cerca uno de otro alineados horizontalmente, en lo que parece un lucha de poder entre las dos esferas aunque ya sé que es el sol quién cederá así como también sé que talvez nunca más vuelva a sentir y ver algo similar, la visión se me escurre poco a poco y nada se puede hacer por detenerla.

Más tarde el deseo de aventura hace que unos pocos nos quedemos a pasar la noche en el pequeño refugio de montaña para la mañana siguiente alcanzar la cima escalando. No sé bien que me impulsa pero luego de 6 horas de escalar y por momentos con pendientes de 45º y gran dificultad para aferrarse a las piedras, llego a la cima, me abrazo al monolito que simboliza el hito de la cima del Cerro y ubico los puntos cardinales: al Norte los 7 lagos de los cuales vengo, al Oeste Chile con el Lago Azul formado desde una de las ramas del Río Puelo, al Este la ciudad de El Maitén y lo que mucho más adelante llegará a desembocar en el Atlántico (mientras acariciamos el Pacífico) y al Sur el imponente Lago Puelo rodeado de montañas y con sus aguas celestes cristalinas; adornado este cuadro por los afortunados que practican ala delta o rapel surcando los aires en soledad.

Una turista americana me pide que le saque una foto con su amigo, y descuidadamente pisa al costado del monolito, y sólo yo sé que estuvo a punto de caer al abismo.

Me siento frágil y maravillado ante el paisaje, quisiera vivir en el crepúsculo de ayer o en esta cima. La lógica de la naturaleza parece estar develándose de a poco para mis ojos.

“…El tiempo, entonces, se estira suavemente o se contrae, pierde esa majestad de mármol que es su bien más monstruoso: se hace muy ligeramente falible”

Retomando la cuestión del tiempo, es un misterio como cambia la concepción del mismo ante nuestra sorpresa: a veces un minuto en una fogata a orillas del lago con la luna en el firmamento da la sensación de ser toda una vida, y luego una charla con un amigo es una semana. Y sentimos que de pronto manejamos la plastilina del tiempo, cambia la conexión de nuestras mentes con el espacio y las personas, se tuercen los estándares del tiempo.

“…El viajero es siempre un condenado, y el tiempo y su desliz se vuelven aun más angustiosos y aparece-se me aparece- la obligación de aprovechar a ultranza todos los momentos…”

Y cuando me asaltan los asuntos de la otra vida, la de la ciudad, soy consciente de que se acaban los días de comunidad, de carpa, de viaje, de amigos. Puede que el pánico pueda dominarme por un momento, pero la catarsis hace que decida hacer valer oro puro a esos momentos, que sean mágicos; y afortunadamente la energía logra su cometido y me hace protagonista directo y determinante del momento, el cual exige ser grabado en la memoria para siempre.

“Y lo que debe ser disfrutado es, sospecho, menos lo novedoso que lo irrepetible: el espacio se arma de la calidad más artera del tiempo y se vuelve, también, fugitivo, perdido al encontrarlo.”

Es ese deseo pujante de vivir el momento con todos los sentidos lo que posibilita esas sensaciones de felicidad y asombro; y si como actores llegamos a fingir lo que no sentimos, es por esa búsqueda que cuando llega a buen puerto nos emociona y conecta con el momento. Siguiendo a Caparrós, es la irrepetibilidad del tiempo y lugar lo que nos fascina y no así la novedad. Y desde atrás esa fuerza nos impulsa a tener los sentidos atentos, a vivir el presente al máximo.

¿Será que querer es poder?

lunes, 19 de mayo de 2008

“…He alcanzado el otoño total del pensamiento,
y es necesario ahora usar pala y rastrillo
Para poner a flote las anegadas tierras
Donde se abrieron huecos, inmensos como tumbas.
¿Quién sabe si los nuevos brotes en los que sueño,
Hallarán en mi suelo, yermo como una playa,
El místico alimento que les daría vigor…”

Baudelaire

Humo en Buenos Aires

Humo. Efecto inmediato e intoxicante del fuego, producto de una combustión incompleta. Fuego. Manifestación visual de esa combustión incompleta.
Me resisto a aceptar que el humo significó el fin para tantos. Sería acertado y hasta divertido, analizar a la Ciudad de Buenos Aires mientras estuvo bajo el humo, trayendo a colación el conflicto con el campo, o talvez contando alguna historia de ficción o no.
Pero es difícil ver esa otra parte del humo. En cambio, la otra se vuelve más y más real a medida que el pensamiento la trae, y una imagen llama a la otra. Y así se montan las escenas y se repite la película: la de los actores anónimos, los actores de estampita, los actores de nadie. Que no quepa ninguna duda, película bien argentina si las hay. Del país del “Que se vayan todos”, frase que refleja la hipocresía generalizada para cargar a los políticos con las culpas, pero que no hace más que demostrar que a fin de cuentas ellos no son una raza aparte, sino partes integrantes de esta sociedad, con lo cual las culpas terminan siendo colectivas y no exclusivas de determinado sector. Porque luego de las crisis siempre sucede lo mismo(como la gente es ignorante y ellos no), mezclan el mazo, y cada carta cambia de lugar.

Tiempo. Es difícil perdonarte por borrar tantas huellas, aunque a veces te lleves el dolor y lo conviertas en anécdota, en anécdota con sabor a herida, herida que no deja marca visible. Una noche más, una noche de verano, una noche de música y amigos. Una noche dónde los resultados de nuestros actos estuvieron a la vista. Y un trago amargo, muy amargo, cuyo gusto ha perdido sabor, pero que reaparece a veces con toda su amargura.

Y no es para menos, al saber que tan aberrante suceso se transformaría en palabras, vanas palabras que se perderían luego, y cuando perecieran para la agenda multimedial ya nadie las querría escuchar. Desesperación de saber que tanta impunidad junta no será ajusticiada, si es que la justicia significa algo, saber que mil y una imágenes que por una desorientada mente se suceden como en un adelanto de las tapas del los diarios y de aquello diarios que no fueron impresos ni lo serán, pero siguen impresos en nuestra piel. Preparándose mañana para ser las estrellas del tema actual y luego noticias de ayer.

martes, 13 de mayo de 2008

Abismo Literario y Algo Más

Es la famosa biblioteca de Alejandría. Sus majestuosas bibliotecas son interminables. Cientos y cientos de metros de estanterías que no acusan un final aparente; el techo se mezcla con el cielo, con el infinito, con el universo.

No es de noche ni de día, ni invierno ni verano, no hace frío ni calor tampoco; es un bache en el tiempo, un momento desligado del ayer y del mañana.

Estanterías del mejor y más longevo roble albergan miles, millones de obras de todos los tipos, tiempos y lugares. Todo, o casi todo el conocimiento que se tuvo y se tiene está contenido en estas páginas de amor, odio, maldad, angustia, belleza y todos aquellos sentimientos que nos acompañan en la vida.

Atrapado en esta sala recubierta por paredes infinitas que no conocen de dimensiones calculables, estoy volando; con tantos libros a la vista y con ninguno en la mano. El objetivo es claro y uno sólo al mismo tiempo: subir, subir lo más alto posible sólo por el mero hecho (aparente) de subir. Pero esta empresa es frustrada una y otra vez por una fuerza interior o exterior, quien sabe, que hace fuerza hacia abajo. Como una mosca que se eleva y al momento de toparse con un obstáculo no se resigna, empuja una y otra vez hasta que sus fuerzas se lo permiten y después también.

Es incierto el destino que conlleva el vuelo, este intento de volar contemplando gruesos volúmenes que parecerían saberlo todo.

La cuestión es saber si despegará o no despegará, o yendo más allá talvez…qué es lo que lo retiene.

La lucha no cesa y se vuelve insoportable.

¿Dónde estoy yendo?

Mi experiencia de lectura más significativa ocurrió con un libro de la zaga de Carlos Castaneda, de hecho con el tercer libro de la zaga: “Viaje a Itxlan”. Este libro continúa las experiencias que Castaneda recoge por vez primera en el afamado “Las Enseñanzas de Don Juan”.

El libro sumerge al lector en los encuentros esporádicos entre el brujo yaqui Juan Matus y el joven y curioso antropólogo de la UCLA Carlos Castaneda, que luego de interesarse por el estudio de plantas alucinógenas del desierto de América central, por esas casualidades o causalidades de la vida termina dando con Don Juan, quien se convierte en su maestro al tiempo que Castaneda asume su papel de aprendiz. No puede decirse que las lecciones que se desarrollan entre los dos estén pautadas, son el producto del terco impulso de Castaneda de conocer y saber, y al mismo tiempo encasillar dentro de su razonamiento racional todo lo que ve, oye y toca en este mundo; en un principio se pautan los encuentros con el fin de tratar la temática de las plantas alucinógenas que abundan en la frontera entre México y Estados Unidos, en la región central del continente, pero pronto el rumbo de las lecciones cambia a tal punto que Don Juan pasa a enseñar a Carlos pura y exclusivamente los pasos a seguir para convertirse en un “Guerrero”, desechando la definición literal e inclinándonos por una que hace hincapié en la forma de actuar y mirar al mundo de un hombre. Carlos combate una y otra vez a sus demonios, prejuicios y miedos, encaminándose a ser un “Hombre de Conocimiento”, lo cual constituye el máximo logro de un ser humano en su vida terrenal, un paso más allá todavía de lo que sería ser un “Guerrero”.

El efecto que ejerció sobre mí este libro fue sorprendente: me cautivo totalmente y me hizo olvidar mi situación personal al leer, una especie de descentración total que nunca había experimentado, en la cual puse en juego sobre la mesa todas mis nociones sobre el mundo y todos mis moldes de pensamiento; inesperados senderos transité juntos a Don Juan y Carlos, y sin dudas me sentí el protagonista excluyente de este y de todos los libros de la serie, algo que rescato de la narrativa del autor y que lo convierte en un gran valor de la literatura esotérica y espiritual. Otra importante función que el libro desempeña es educar al lector en lo que concierne a alucinógenos como lo pueden ser los hongos, las yerbas y otros misteriosos, maravillosos, y peligrosos componentes del mundo vegetal, que constituyen para el hombre una forma interesante de formarse otra visión del mundo y la naturaleza, pese a ser perseguidos desde principios del Siglo xx, porque según parece no le son eficientes a la maquinaria de la actual sociedad en la que vivimos.


martes, 6 de mayo de 2008


Runnin` Down A Dream: Tom Petty And The Heartbreakers



CORRIENDO DETRAS DE UN SUEÑO

"Es como la historia del marinero y el mar: si decide no embarcar se quedará pensando en ello el resto de resto de su vida. Cuando uno recibe la llamada del rock and roll sabe que tocara por el resto de su vida".

Tom petty cierra el documental "Runnin` down a dream: Tom Petty and the Heartbreakers" con palabras por el estilo, acompañadas como no podía ser de otra manera de fragmentos de las actuaciones en vivo más recientes de la banda, en el marco de una trayectoria musical de más de 30 años que lo pone a la altura de músicos de la talla de Dylan, Harrison, The Rolling Stones, entre otros, más allá de que su éxito no se haya expandido en el mundo entero como en el caso de los artistas mencionados. Su estampa de poeta, cantante y guitarrista permanece intacta con “ese brillo en los ojos que solo algunos tienen, ya sea a los 20, 40 o 60 años” según alega un allegado a la banda.

Así fue que luego de mis tres excursiones anteriores al festival (Luca, La trinchera luminosa y Wadley), me vi arrastrado a un universo musical que traía consigo una dosis enorme de energía y adrenalina, contenida allí en la cinta, hasta ese momento desconocida para mi como así también la banda a la que se homenajeaba. Como decía, me dirigí a los cines del abasto el domingo 20 de abril, último día del BAFICI, en el que tuve la suerte de disfrutar del Rockumental en cuestión, de cuatro horas de duración, dirigido por Peter Bogdanovich. Sí, cuatro horas…pero si hubieran sido ocho nadie se hubiera levantado de su butaca de todas maneras. ¿A qué atribuir el fenómeno? Simple, a un documental cuyo hilo conductor son sólo sus protagonistas, en el que difícilmente notamos los lugares comunes que emplea el trabajo documental, y por el contrario, nos sumimos en una película, hecha y derecha. Con un montaje cuidado, y una trama reveladora, emotiva; presentando la información de manera concisa. Y fue una suerte toparme casi por casualidad con Tom Petty y con él con la inspiración necesaria para escribir una crónica, la misma que no había encontrado en los otros films, esa inspiración que sólo nos hace sentir el arte, cuando lo vemos en su estado más puro.

HISTORIAS, ROCK AND ROLL Y MAS HISTORIAS

A lo largo de la cinta conocemos la vida de Tom Petty desde que era un niño, los entretelones del surgimiento de Epics y Mudcrutch(bandas predecesoras de los rompecorazones) en una pequeña ciudad rural del sur de Florida en los Estados Unidos llamada Gainesville. Allí precisamente, dos eventos fundamentales delinearán el futuro artístico de Petty: conocer a Elvis siendo solamente un niño de 10 años, al estar Elvis de gira por su pueblo, momento en el cual el tío de Petty trabajaba para Elvis y este último consintió en saludar al pequeño Tom. Y finalmente cuando ya poseía su primera guitarra eléctrica, comprada por su padre luego de incansables pedidos a $36, cuando de adolescente descubrió a Los Beatles en el show de Ed Sullivan, el cual cobijó a los artistas más importantes de la esfera musical de la época. Al ver a los 4 de Liverpool simplemente lo supo: "Eso es lo que hay que hacer" se dijo, y hasta el día de hoy permanece abrazado a su guitarra y a su poesía.

Cronológicamente el espectador recorre las vivencias del grupo en su formación, los cambios de integrantes, la excursión a Los Angeles para conseguir compañía disquera y los entretelones de la actividad del grupo, haciendo foco siempre en la figura de Tom Petty: un lider reconocido pero también un igual en la banda, más allá de que la misma llevara su nombre.

El documental se construye a partir de las entrevistas a los miembros que formaron y forman parte de la banda, algún que otro familiar y gente vinculada a la música que trabajo con ellos. El ciclo de la vida se vislumbra claramente en el paso de los años que evidencia el documental: la etapa mas rebelde y descontrolada de la banda, la familia, los compromisos, las grandes depresiones, las idas y venidas, la consagración en el salón de la fama del rock and roll, la muerte anunciada del bajista Howie debido a su dependencia con la heroína y su posterior reemplazo por el primer bajista que tuvo la banda, ya alejado hace mas de 15 años, un fuerte mensaje de lo que significa la banda para este grupo de amigos.

El lado más controversial del documental muestra a Petty como el primer artista de la era del rock en enfrentarse a su discográfica para no perder sus propias canciones y no ser tratado como un mero objeto comercial. Lo que pareciera ser un capricho del artista, en realidad es valentía, para poner en riesgo su carrera en un juicio de mas de un año, que lo llevo a la quiebra y al borde de perderlo todo, hasta que la disquera se dio cuenta que no daría el brazo a torcer y le devolvió lo que le pertenecía.

Anécdotas para destacar hay varias: ya sea cuando el bajista Ron se trago un bloque de marihuana en el aeropuerto de Berlin para no ser descubierto por la policía y ofreció un aspecto un tanto vidrioso en sus ojos ese misma noche en el show de la banda; o cuando Petty formo la superbanda "The Travelin` Wilburys" con George Harrison, Bod Dylan, Roy Orbison y Jeff Lynne de la “Electric Light Orchestra” como productor; además de la quema intencional de la casa de Petty con todos sus recuerdos y posesiones; la gira mundial de 3 años en la que los Heartbreakers fueron la banda soporte de Bob Dylan…y otros momentos dignos de recordar.

CONCLUSIONES

A opinión personal algo que me resultó extraordinario fue la edición del film, es decir la sutileza con la que los fragmentos de conciertos/ensayos se mezclan con el hilo narrativo del documental, el cual fluye contado por sus propios protagonistas con gran entusiasmo y detallismo; por otra parte no se puede dejar de mencionar el sonido de las canciones, que realmente envuelve al espectador gracias a la excelente acústica del cine.

La película logra una interesante mirada sobre los `80 en el campo del rock, etapa que yo creía opacada por los fascinantes 70, momento en el cual se crearon las más significativas piezas de rock. Este, junto con los Rockumentales de Dylan, The Rolling Stones, Joy Division, The Ramones y Luca Prodán da forma a una sección importante dentro del festival y por cierto muy tentadora para el espectador, que no duda en ir a ver un pedazo de historia de la banda que admira.